La seguridad laboral es un factor clave a la hora de asegurar la salud de los trabajadores y el correcto desarrollo de la actividad laboral en el centro de trabajo. En el caso que nos ocupa, dentro de una bodega existen diferentes riesgos de daños que pueden repercutir en la salud de nuestros pies. Por ello, es necesario prestar especial a tención a que el equipo de protección individual (EPI) que se facilita a los trabajadores incluya un calzado adecuado y seguro para la tarea a realizar. Además, hay que tener en cuenta la vida útil o plazo de caducidad que nos ofrece el fabricante para estos zapatos de seguridad y renovarlo acorde a ello. A continuación vamos a hacer un repaso de los diferentes riesgos que existen dentro de la actividad laboral de una bodega y los requerimientos que deberá tener nuestro calzado para protegernos de manera adecuada.
Uno de los accidentes laborales más comunes en bodegas y centros de distribución son los aplastamientos, atrapamientos o pinchazos en los pies. Con tal de evitar lesiones de este tipo, el calzado a usar debe contar con un refuerzo de acero en la punta. Esto protegerá la zona más sensible de nuestros pies: los dedos. Además, si se emplea algún tipo de líquido corrosivo, hemos de tener mucho cuidado con las salpicaduras que nos puedan provocar estos productos químicos. Por ello, es importante que la suela del zapato sea de caucho, neopreno o cuero tratado. Esta suela no debe estar cosida al zapato, sino unida a su cuerpo mediante vulcanización.
